Antonio de León 18
Col. Moderna
70110. Ciudad. Ixtepec, Oax.
22 de febrero de 2003.
Querida Angélica:
Cuanto más nos adentramos a las profundidades de la vida y empezamos a “oír pasos en la azotea”, empiezan a brotar con mayor frecuencia y celeridad las reminiscencias del pasado, y es cuando aflora la verdadera esencia del espíritu. ¡Claro!, por qué no decirlo, se salen las lágrimas causadas por la nostalgia.
Para mi, lo sabes tú y todos lo que me conocen y bien me estiman, mi vida y mi espíritu han estado, están y estarán perennemente unidos a tu espíritu, a esa esencia tuya de la que, allá en un día ya lejano de mayo del año del señor de 1947, me enamoré.
Un día te canté:
“No te olvides ya de mi,
Que mi vida te he entregado,
Has de mi lo que quieras,
Pero no me tengas olvidado”.
Y otro día te escribí:
“Tuyo soy, lo sé,
Tuyo soy y lo seré por siempre,
Y quiero que comprendas
Que cuando el alma se entrega,
Se entrega el ser
Y se entrega la mente.”
Amor mío, te invito a recordar.
Cuanto más nos adentramos a las profundidades de la vida y empezamos a “oír pasos en la azotea”, empiezan a brotar con mayor frecuencia y celeridad las reminiscencias del pasado, y es cuando aflora la verdadera esencia del espíritu. ¡Claro!, por qué no decirlo, se salen las lágrimas causadas por la nostalgia.
Para mi, lo sabes tú y todos lo que me conocen y bien me estiman, mi vida y mi espíritu han estado, están y estarán perennemente unidos a tu espíritu, a esa esencia tuya de la que, allá en un día ya lejano de mayo del año del señor de 1947, me enamoré.
Un día te canté:
“No te olvides ya de mi,
Que mi vida te he entregado,
Has de mi lo que quieras,
Pero no me tengas olvidado”.
Y otro día te escribí:
“Tuyo soy, lo sé,
Tuyo soy y lo seré por siempre,
Y quiero que comprendas
Que cuando el alma se entrega,
Se entrega el ser
Y se entrega la mente.”
Amor mío, te invito a recordar.
Enrique G.D.T.
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